Saltear al contenido principal

El futuro de la cirugía laparoscópica

Actualmente, la cirugía por laparoscopia es una técnica ampliamente extendida y cada vez más presente en la rutina quirúrgica diaria. Sin embargo, como pasa con los grandes avances tecnológicos, el siguiente paso ya está entre nosotros: la cirugía robótica. Una tecnología que permite operar mediante brazos mecanizados y dirigidos vía control remoto por el cirujano y que, dentro del paciente, ofrecen un mejor manejo y visión.

Características de la cirugía robótica

Esta mejora en el manejo se debe a que estos robots están dotados de articulaciones en sus brazos y terminales, algo que los instrumentos comunes de cirugía laparoscópica no tienen. A ello hay que sumar que los movimientos que hacen los brazos mecánicos son milimétricos y mucho más estables que las propias manos de una persona. Se pone a disposición del cirujano un control total de sus acciones, con una precisión inimaginable hasta ahora.

Y no se puede obviar el último gran avance en este campo, la sensación háptica, que está integrada o en vías de hacerlo en todos los robots. Ser capaz de percibir presión, grosor o resistencia de un tejido ha sido tradicionalmente una limitación en la cirugía robótica, pero hoy en día es algo que se está logrando.

Por otra parte, la mejoría en la visión se debe a que la visualización del campo quirúrgico se lleva a cabo mediante cámaras controladas por el mismo robot. Esto permite una visión mucho más estable y a voluntad del cirujano.

Además, suelen tener visión en 3D que mejora aún más la perspectiva y ayuda a situarse y realizar el procedimiento con mayor facilidad. Tradicionalmente, en cirugía laparoscópica, la cámara es manejada por un asistente, una persona que ha de tener destreza en el manejo para mantener el campo de trabajo bien visible. Adicionalmente, ha de compenetrarse con el cirujano principal para mantener lo que a éste le interesa en su campo de visión. Además de esto, hay que tener en cuenta que cualquier persona sosteniendo una cámara durante tiempo prolongado puede cansarse, sobre todo en cirugías largas. Parte del tiempo en el quirófano se emplea en corregir posturas mantenidas que llegan a fatigar al asistente, y esos movimientos pueden hacer que se ensucie con más frecuencia la óptica por contacto con los tejidos del paciente, teniendo que invertir tiempo adicional en extraer dicha óptica y limpiarla para continuar.

Actualmente estos robots ya se encuentran en nuestros hospitales. Hablando en números, uno de los robots más conocidos, el Da Vinci, tiene desplegados unos 700 robots en Europa, y cerca de 4.000 en todo el mundo. Este número se incrementa cada día.

Pero entre la cirugía robótica y la laparoscopia tradicional, hay una solución intermedia, accesible y que ya es una realidad en nuestro mercado: el uso de robots colaborativos y de instrumental articulado. Ese mejor manejo y mejor visión están hoy al alcance del cirujano sin necesidad de plantearnos el cambio a cirugía puramente robótica, que exige un importante tiempo de formación y práctica para su puesta en marcha.

Ventajas de la robótica colaborativa

La ventaja del uso del robot con instrumental mecánico articulado para el manejo de estructuras dentro del paciente es que el terminal del brazo donde está el instrumento (ya sea un disector, pinza, portaagujas, tijeras…), es totalmente articulable en multi-angulación a voluntad del cirujano. Aquí es donde hay que valorar el uso de material articulado, instrumentos similares a los tradicionales rectos, pero que permiten una angulación también múltiple del terminal como la que ofrece un dispositivo robótico. Existen varios ejemplos de instrumentos de este tipo, como ArtiSential, FlexDex, LogiFlex, ENSEAL G2…

En cuanto a la visión, también existen dispositivos que ofrecen los beneficios de las grandes plataformas robóticas. Se trata de asistentes que controlan la óptica, aportando la misma estabilidad que los sistemas integrados, pero con una menor preparación y una curva de aprendizaje más rápida. Estamos hablando de sistemas como FreeHand o SOLOASSIST. Aunque existen alternativas, estas dos son las más avanzadas, dado que permiten el control de la visión sin manos, con voz o gestos superando incluso, en este aspecto, a las ventajas que da al cirujano la visión en un sistema robótico integrado.

Beneficios para el paciente

Todas estas mejoras se traducen en que el paciente sufre menos estrés mecánico durante la cirugía, disfrutando el cirujano de un mejor acceso a la zona a operar, mejor visión y capacidad de movimiento y reacción. Hay un menor número de procedimientos que tienen que reconvertirse a cirugía abierta por complicaciones. El paciente también necesita menos tiempo de ingreso posoperatorio, al ser menores las lesiones durante el acceso a la zona a operar y gracias también a una mejor visión y maniobrabilidad.

En resumen, a día de hoy los cirujanos disponen de diversas opciones de abordaje que ofrecen múltiples ventajas frente a las técnicas laparoscópicas tradicionales. Se trata de opciones más cómodas y precisas que aportan grandes beneficios para el paciente.

Esta entrada tiene 0 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

3 × 2 =

Volver arriba

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies