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Preguntas frecuentes sobre las fracturas óseas
Me he roto un hueso… ¿Tendrán que operarme?
Pues dependerá de muchos factores: no todos los huesos son iguales, no todos los patrones de fractura son iguales, no todos los daños de partes blandas son iguales y -por supuesto- no todos los pacientes son iguales. Recuerde, como pudimos ver en las entradas ¿Cómo se cura un hueso? y Tratamiento médico de las fracturas. Generalidades, que el papel del traumatólogo es proporcionar las condiciones biomecánicas óptimas para que se produzca la curación natural de la fractura. Es fácil entender que las maniobras que éste deberá de realizar no serán las mismas en todos los casos. De todos modos, en futuras entradas del blog dedicaremos tiempo al tratamiento específico de ciertas fracturas, donde podremos dar una aproximación más exacta del tratamiento habitual de las mismas.
¿Es mejor una escayola, un clavo, una placa o un fijador externo?
No es posible dar una respuesta absoluta a esta pregunta. Cada método de fijación tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Hemos analizado muchos de ellos en las diferentes entradas del blog y, como vimos en la dedicada a los Métodos de tratamiento de las fracturas, no podemos más que dar algunas nociones generales sobre el uso más habitual de cada sistema de fijación.
Normalmente los yesos se reservan a fracturas simples con poco desplazamiento o al tratamiento en niños. También se usan cuando el individuo tiene pocas demandas funcionales o necesitará poco tiempo de inmovilización. Los clavos acostumbran a ser el tratamiento de elección en fracturas diafisarias de huesos largos y las placas se emplean cuando la fractura afecta a una zona articular. El fijador externo suele usarse en el manejo de fracturas abiertas, politraumatizados o lesiones en la que haya daños de partes blandas que desaconsejen otro tipo de tratamiento. También se emplean en la corrección de deformidades y en la reconstrucción de miembros. Pero, como decimos, esto no es más que una aproximación general y habría que analizar cada caso concreto.
¿Cómo se diagnostica una fractura?
En algunos casos, la fractura puede ser muy evidente y su traumatólogo podrá conocer de su existencia mediante una simple exploración clínica. De todos modos, de cara a decidir el mejor tratamiento, siempre es recomendable realizar radiografías en dos planos para poder evaluar convenientemente el problema y descartar posibles complicaciones. En algunos casos, el TAC puede permitir realizar una reconstrucción tridimensional que permita hacerse una mejor idea de la localización de los distintos fragmentos.
¿Es cierto que un hueso nunca se rompe por donde ya se ha roto?
Pues no es cierto. Sí que es verdad que la curación ósea es casi una regeneración; es decir, el resultante final es un tejido con la misma morfología y función que el original… pero esto no quiere decir que no pueda volver a romperse. Las refracturas son una complicación que puede producirse en el tratamiento de una fractura y, de hecho, algunas roturas se producen como consecuencia de alguna debilidad estructural que -de no corregirse- puede volver a ocurrir.
¿Qué complicaciones pueden surgir en el tratamiento de mi fractura?
Si se trata de modo quirúrgico, tendrá que tener presente que se podría presentar cualquier complicación que habitualmente ocurra en una cirugía. Pero, si nos limitamos a contemplar las complicaciones propias de las fracturas, entre ellas podríamos mencionar:
- Pseudoartrosis o no unión: La fractura no consolida. Lo más habitual será que tengan que intervenirle de nuevo para retirar el tejido fibroso, refrescar el hueso y colocar un método de síntesis más estable.
- Consolidación viciosa: La fractura consolida en una posición no natural. Si esto ocurre, y la deformidad no es tolerable, habría que realizar una osteotomía de realineamiento y fijarla de nuevo.
- Artrosis post-traumática: En algunas fracturas articulares, se puede producir una degeneración temprana de la articulación. En función del grado o de la localización se adoptará una estrategia de tratamiento u otra, aunque normalmente será similar al que llevaría a cabo en otros tipos de artrosis.
- Daño fisario: Es una complicación propia de los niños en edad de crecimiento. Si el cartílago de crecimiento resulta afectado, el crecimiento normal de la extremidad o región puede verse afectado o comprometido.
- Infección: La infección ósea, conocida como osteomielitis, es una complicación seria. Normalmente se trata con antibioterapia, aunque en algunos casos requiere de medidas más drásticas.
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